viernes, 9 de julio de 2010

¡Y cómo no...!

Si tengo algo que destacar de mí es que tengo la capacidad de que mi estado de ánimo dé más vueltas que una noria. Tanto que a veces temo que tanta vuelta pueda llegar a desencadenar en mí ser algún síndrome bipolar de esos chungos.
Pero bueno.
Lo pasado, pasado está.
Ahora sólo puedo hablar de cómo me siento hoy.
De cómo soy capaz de sentir que voy a explotar de felicidad en cualquier momento.
¡Me hacía tanta falta dejar el reloj en una esquina de mi cuarto...! Tenía tantas ganas de romper las manecillas que hacen correr al tiempo. Tantas ganas de no saber ni en qué día vivo...
Empezaba a sentir la necesidad de estirar las piernas y los brazos, respirar mientras levanto la mirada, ver ese cielo despejado, y sonreír. Gastando únicamente mi tiempo en "salir, beber, el royo de siempre"; en ir y venir, en conocer, en vivir.
Disfrutar de cada momento. ¡Cuántas veces habré escuchado esa frase sin conocer lo que se siente si lo haces...!

Me encanta esta sensación.

No hay comentarios: