domingo, 2 de agosto de 2009

Una suerte que me ampara

Ya ves.
Me dijo que se encontró con la suerte; la saludó estrechándole la mano. Le dijo que por la noche se convierte en Casualidades, y de vez en cuando se acerca la Felicidad y le invita a tomar una copa.
Pero me aseguró que ir detrás de cualquiera de ellas, persiguiéndolas por toda la pista de baile, no sirve de nada; les gusta jugar al escondite.
Lo mejor es sentarse frente a la barra y dejar que sean ellas las que se acerquen, toquen tu hombro y te pregunten:
¿Te apetece bailar?